¡NO TE LA PUEDES PERDER!
Necesitamos pedir sanación de nuestras heridas para poder continuar en el camino de la conversión que nos hace vivir en el amor de Dios, su Reino en nosotros, liberación de vicios, pecados y ataduras: por fin vivir en Él, confiando plenamente en su Providencia y su Misericordia. ¡Amén!