Estamos contentos tras haber pintado nuestra iglesia. Ahora está más limpia y luminosa. Las pinturas del presbiterio, con santos franciscanos y los beatos mártires de nuestro convento, nos recuerdan que nuestra liturgia está unida a la liturgia del Cielo.
Ahora tenemos la dicha de contar con un nuevo sagrario, gracias a la generosidad de una familia que frecuenta nuestra iglesia. ¡Mil gracias!
En el sagrario se reserva el Cuerpo del Señor, el Santísimo Sacramento, el mismo Dios del cielo. Por eso, cuando entramos en la iglesia es ahí donde fijamos nuestra atención, por eso hacemos una genuflexión y saludamos a Jesucristo con el máximo respeto, cariño y veneración. Cómo y con San Francisco, ante el Señor que está en el sagrario, repetimos una y mil veces: “Te adoramos, Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero pues por tu santa cruz redimiste al mundo”. Jesús, que se hace presente en la Eucaristía, se queda para nosotros en el sagrario, para ser adorado y para ser llevado a los enfermos que no pueden acudir a la iglesia o como viático para aquellos que lo pueden recibir ante la llegada de la muerte.
¡Que este nuevo sagrario nos estimule a renovar nuestra fe en la presencia real del Señor en el sacramento de la Eucaristía! ¡Que aumente también el número de visitas al Señor! ¡Qué hermoso acercarse al menos una vez cada día y saludar a Jesús que se queda en el sagrario por amor a nosotros! ¡Cuántas gracias recibiríamos al abrir más nuestra vida y nuestro corazón a la obra sanadora, purificadora y liberadora, de su santa presencia! ¡Redescubre qué es estar en su santa presencia! ¡En el sagrario te espera siempre el mejor Amigo, tu Dios y Señor!
Bendición del nuevo sagrario: domingo 15 de febrero, en la Eucaristía de las 12:30.
Bendición del nuevo sagrario: domingo 15 de febrero, en la Eucaristía de las 12:30.